Una mañana mientras caminaba por la ciudad encontré un insecto muerto, me lo guardé y al observar me pregunté: ¿Cómo sería su interior?. Romper esa estructura dura y fría me permitiría observar lo diferente que era de mí. Las semanas siguientes busqué más cuerpos de insectos, arácnidos, anélidos y hojas.
Darle luz, velar su interior, constituir a partir de la unión de distintas partes un nuevo ser, con nuevos colores, formas y estructuras. A través de cortes y pegados, explotando tripas, quebrando líneas.
Frágil es el resultado de la experiencia de romper esos pequeños cuerpos para crear la huella que evidencia que el cuerpo cae y se rompe: la fragilidad de lo que nos sostiene.